Cuando llegué a Oaxaca, sentí ansiosa. Tuve que viajar sola por como doce horas y casi perdí mi vuelo de conexión en la Ciudad de México porque mi segunda vuelo estaba retrasado. Todo era bien con las aduanas y cosas así y llegué bien a tiempo a Oaxaca.
Mi familia anfitriona es amable y cariñosa; los miembros son tan lindos y me cuidan muy bien. Estamos en un calle tranquilo en una casa bonita. Morgan, mi amiga que conocí en Argentina, y yo tenemos la misma familia anfitriona además de una otra estudiante de Nueva York y su mamá.
Mi primera noche aquí, un grupo pequeño y yo fuimos a un bar que se llama La Mezcalerita. Me gusta porque tiene mesas y sofás con luces decorativas en el techo. Pasamos muy bien.
La comida aquí es bastante rica; pienso que me gusta la comida de Oaxaca más que todos los otros países que he visitado. La comida que Martita cocina es diferente todos los días y me gustan todos los platos que he probado. Hemos tenido tamales oaxaqueñas, varias sopas y tipos de verduras, mucha fruta, quesadillas, tortas y más. También probé mole negro afuera de la casa pero no me gustaba tan mucho como los otros platos. Cada mañana tenemos alguna tipo de fruta como el melón, la piña, dos tipos de mangos, las papayas, los plátanos, las fresas y más.